miércoles, 29 de junio de 2016

MARÍA Y JOSÉ
“Soy fruto de un cuento que escribió mi padre,
mi madre lo cantó.”
Nací el día más frío del mes,
con mi llanto se escarcharon las paredes…
pero antes
estabas tú.

Fui poeta en Nueva York en tu barriga,
vi la luz un 29 hacia las tres.
En la cuna de tus manos me trajiste
y en las manos de mi padre me bajé.

Porque cantas, sé lo que es la melodía
de unos labios que se chocan al besar,
por tus ojos sé que me guardan los sueños,
por tus libros sé lo que es felicidad.
He visto caer el miedo en tu bigote
en las lágrimas de una sala de hospital.

Soy la tinta de un poema interminable
en un libro dedicado por amor,
soy el llanto de una pluma en navidades,
soy la espuma de un mar que se secó.

He visto grietas oscuras en mi casa,
mis heridas las tiñeron de carmín,
lloro más de lo que debo,
cada vez me quedan menos
años en los que pensar en qué escribir.

Mis palabras han contado más que yo,
han amado más que yo,
quedarán
cuando yo no.

Las paredes de mi cárcel
son mi almohada
y las mil horas a solas,
mi colchón…
y conforme hay más arrugas en su alma,
más arrugo las palabras de mi voz.

martes, 28 de junio de 2016

FRÍO ACENTO DE NIEVE

No existe música
sin tu latido
y me piso los pies como la ilusión:
un sueño sobre otro
que acaba manchando los recuerdos.

Y los días se fueron
como las golondrinas de Bécquer,
indemnes de silencio,
pero no de caricias.

Te cabe el cielo en un abrazo, corazón,
el cielo gris intacto de la noche
y de las mañanas de un día lluvioso

y se abraza con mis manos de papel
y mis brazos de cartón.

Maldito verano,
lleno de nieve en el pecho.

miércoles, 22 de junio de 2016

BESOS DE LLUVIA

La felicidad tiene nombre de mujer,
de bicicleta vieja en un óleo inacabado,
del tacto de un cuadro en un taller desconocido.

La felicidad tiene nombre de mujer,
y tú me llamas, amor,
en las noches de desidia a la salida de un concierto,
en los versos de Lorca, bajito y al oído,
en un martes 21 cantando en la carretera.

La felicidad tiene nombre de mujer,
de historias de besos contadas en acrílico,
de poemas de Antonio Carvajal al lado de una almohada,
de extraños que se expresan,
se regalan
y se entregan.

La felicidad tiene nombre de mujer,
y tú escribes, corazón,
los versos que me completan
y te nombran en voz alta,
con comisuras de algodón
en una boca desgastada.

La felicidad tiene nombre de mujer,
y tú me llamas, vida…

domingo, 19 de junio de 2016

NOS QUEDA UN 18.

Debo partirme en dos
y darte a ti la otra mitad.
La chica de los pies fríos
me cantaba en el sofá.

Luego,
las botellas vacías
y los vasos de cerveza
con espuma seca en los bordes,
como las olas en la orilla del mar,
y los acordes de trompeta vieja
le arropaban al dormir,
con las piernas cruzadas
y una estirada tristeza.

No es comparable
la soledad sin espera de los aeropuertos,
las alarmas de los coches
que rompen el silencio de la calle,
el humo de un cigarro que se acaba de consumir
como se consumen mis palabras
si hablan de ti,

a las horas que no pueden pagarse
con la compañía de tu respiración.

viernes, 17 de junio de 2016

RÉQUIEM POR UN CORAZÓN APAGADO.

Desde la fosa de mis emociones
te escribo, amor,
la carta de un corazón
empapado por la lluvia de mis manos.

En la tierra mojada,
como las luces de neón
en el espejo de la calle si hay tormenta,
pueden oírse los pasos desgastados
de mis sueños sin vida.

Andan hasta que París
ya no queda para nadie.

Esta estúpida escalera,
esta nada enloquecida,
esta patria sin bandera ya no tiene corazón.
Este barco a la deriva se ha cansado de hundirse
y a esta pluma desgastada no le queda que sentir.

En la muerte de mi pecho
tampoco existe el cielo,
y el infierno es otro coche
que derrapa en la ciudad
y se estrella en el vacío…
y vacía las estrellas de la noche.

Cuando deje de latir,
entiérrame donde nadie pueda verme,
en la piel aún hay resquicios donde nunca llega el Sol.

lunes, 13 de junio de 2016

TÚ, TEMPESTAD

Me ahogo.
Por las sábanas de la soledad
corre la voz de tu silencio a gritos
y tapan las heridas
de un cuerpo descolorido por el frío.

Ábreme el pecho,
sólo hay vacío.

Se me cierran cicatrices en las manos
cuando abrazan tu ausencia
y el silencio abre la fosa del recuerdo.

Te irás, corazón,
y dejarán de crecer espinas en las rosas
con las que poder sangrar
si enmudece tu caricia.

Por los parques de la desidia
se pasea la desilusión,
el suicidio de la imaginación no aguanta más el olvido
y el gemido de la locomotora sacude las vías
sobre las que me hallo tumbada.
Me cansé de esperar los trenes,
ninguno paraba en la estación
y me ahogaba con las cuerdas de la guitarra de la noche.

Te irás, corazón,
y ya no habrá reproches en la piel de tus abrazos,
ni papel que acoja versos que no hablen de ti,
y el rocío en mis pupilas
se secará sin dejar rastro…

Ábreme el pecho,
sólo hay vacío
y ciérramelo al salir
que no escape el frío.

jueves, 9 de junio de 2016

TAN JÓVENES, TAN TRISTES.

Se ahorcó el violinista en mi tejado,
dijo que no quería verme llorar.
En las noches de verano,
cuando tu cuerpo me abandona,
aún puedo escucharle tocar
y entre cuerdas, cuerdas, cuerdas
vino la muerte sin avisar.

Me han contado mis labios
que están vacíos de soñar
con la boca de tu regreso,
con los huesos de su cantar;
y entre besos, besos, besos,
se esfuma la necesidad.

Sangran las hojas de mi libreta
cuando las apuñala tu silencio
y la tinta coagulada
se vuelve humo y excesos
y entre versos, versos, versos
llantos, alcohol y viento.

Esta ciudad abandonada
que no pasean ningunas manos
por sus calles oscuras de caricias
y de la ausencia que las camina;
entre ruinas, ruinas, ruinas
entierra mis ojos helados.

Cuando en la orilla encuentro las piedras
y las caracolas que deja el pasado,
y la marea trae los erizos
con espinas de horas a solas;
entre olas, olas, olas
se ahoga mi olvido y mi enfado.

Al pie de los días de lluvia,
de las noches sin dormir,
de los puñales de la memoria
envenenados de dolor;
entre líneas, líneas, líneas…
te hiero como a nadie, amor.

viernes, 3 de junio de 2016

LA OSCURIDAD TIENE CAMINOS OCULTOS.
"La noche está estrellada, 
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
- Pablo Neruda.
Me dijo que le temblaban las manos
y anochecía.
Después, se ahogó en su silencio
y con labios de estrella
enamoró a mi poesía.

Tengo aquí en el pecho un huracán
que arranca las raíces de unos huesos helados
de quererte,
y los astilla hasta que sus restos,
cargados de caricias,
desaparecen al verte.

Las noches como esta,
cuando grita mi nostalgia
y las sábanas son sólo una fosa
que acoge el cadáver de tu ausencia

y la madrugada se hace añicos
separando las nubes de tu piel dormida
y los recuerdos
de mi cabeza desordenada,

procuro no hacer caso de las sombras,
que no es amor, ni merece espera
aquello que nos priva de la luz.